lunes, 29 de septiembre de 2008

a una madre ramera (efrain alatriste)

A UNA MADRE RAMERA

Sin querer oír siquieraeste dialogo escuchaba,de una hija que culpabaa su madre ¡de Ramera!
¡Tú!... la mozuela le dijo,has manchado nuestro nombrerodando de hombre en hombrepor la pendiente del vicio.
Me avergüenza tu presenciame subleva tu descarode ti, que fuiste el farode mi mísera existencia.
¡No digas que eres mi madre!no me humilles más la vida;tu vergüenza está perdida...¡si lo supiera mi padre!
Cuando paso por la aceratoda la gente me evitay si no también me grita:¡tu madre es una Ramera!
Hay veces en que quisierano existir, no haber nacido¡no conocerte siquiera!¡y nunca haberte querido!
¡Calla, por dios hija mía!tus palabras son puñalesno acrecentes más mis malesno me juzgues, ¡tan impía!Es cierto lo que tú dicessoy... eso, ¡mas no por vicio!es de mi vida el suplicioy aparte... tú me maldices.
Tu padre, el padre tuyoal que puro tu mente hallaconmigo fue ruin, canalla;fue el verdugo de mi orgullo.
El destruyó mi pureza,mis ilusiones, mi vida,por su culpa soy perdiday me embarga la tristeza.
¡Él! me abandonó a mi suertecuando al mundo tú veniste,y me dejó sola y tristesola, deseando la muerte.
¡Mas de pronto oí tu llanto!pidiéndome de comery sin saber lo que hacerme invadió duda y espanto.
En vano busqué trabajoy limosna supliquéa veces... hasta robey luego... caí más bajo.
Y nadie a mí se acercópor afecto verdaderoy el que me dio su dineroa cambio me envileció.¡Y de que sirvió mancharme!si hoy me desprecias y humillasjuro ante Dios de rodillas,que esta pena va a matarme.
Es cierto que yo pequé,¡mas fue por tu hambre... y la mía!y por la cruel cobardíade aquél a quien tanto amé.
Tu padre mancho mi honor,el cielo nunca me escuchacierto que mi mancha es mucha¡pero es más grande mi amor!
¡Yo te perdono hija mía!ya nada mi vida esperapero recuerda (si un día)el pesar te desespera,que tu madre, aunque RAMERA¡por ti, la vida daría!
Y yo que estaba escuchandosentí dolor por su penarogué a Dios por su alma buenay luego me fui... llorando.
1959

basura (efrain alatriste)

BASURA

Te amé sinceramente sin tiempo ni mediday fuiste tú mi anhelo errática criaturate di con mi cariño las fuerzas de mi viday tú me diste a cambio tristeza y amargura.
Ahora me arrepiento de haberte amado tantoporque fuiste conmigo hipócrita y malvaday esta negra tristeza que circunda mi llantoes saeta de fuego en mi pecho clavada.
Eres sucia guarida de traición y ponzoñay tu alma tan negra, tan horrenda y traidoraque no es alma tu alma, es tan solo carroñay es tu pecho corrupto, la caja de pandora.
Y pensar que te amé, como a nadie he querido¡qué vergüenza Dios mío! pues tú nada merecessólo siento nostalgia por mi tiempo perdidoen haber perseguido semejantes sandeces.
Hoy ya viste malvada qué tremenda ironíaque si ayer yo te quise con pasión y ternurahe cambiado el cariño que por ti yo sentíaen rencor y desprecio... ERES UNA BASURA.
1985

poesia contemporanea matricida (efrain alatristre)

EL MATRICIDA

Sobre el banquillo gris, del acusado,se encuentra un hombre de mirar perdidoy de ver su semblante entristecidoel corazón se siente apesarado.
Hundida entre las manos la cabezay sumido en el mar de sus sollozosante la ley brutal y los curiososque mofándose están de su tristeza.
Grave y sereno el juez; fruncido el señoimpasible se encuentra en el estradosin embargo en la faz del magistrado,se adivina un pesar jamás domeño.
El turno es del fiscal; con voz de truenoante la turba hostil de odio cegadalanza su acusación de hiel cargadacual lanza la serpiente su veneno.
¡Ahí lo tenéis señores es la bestia!el hombre sin entrañas el ladinoel ser más despreciable ¡el asesino!que priva de la vida sin molestia.
¡Es un chacal! malvado y truculento,un ente sin piedad ¡un MATRICIDA!quien con sus garras arrancó la vidade la mujer que le brindo el sustento.
De la mujer que lo veló de niño,de la mujer que lo forjó en su sangre,de esa mujer que como toda madrele arrulló alguna vez en su corpiño.Y cómo le pagó ¡qué cruel delito!que injusticia sin par... que cobardíaarrancarle la vida en forma impíaseñores este ser ¡es un maldito!
Es un chacal y al condenarlo en suerteque se cumpla la ley en su personay si Dios su pecado le perdona¡Que la justicia le condene a muerte!
Calló el fiscal; la turba enardecidacon rugido feroz gritó al momento¡Muera, muera; pero antes al tormento!¡Que muera el indeseable matricida!
Habla por fin el juez desde su estradoimponiendo silencio al ruido hechoy dice: todo ser tiene derechoque hable sobre el asunto el acusado.
Anegados los ojos por el llantola faz ajada... hirsuta la cabezajamás he visto tan fatal tristeza,jamás he visto sufrimiento tanto.
... ¡Yo soy el asesino la he matado!y lo juro ante Dios... ¡no me arrepiento!si por ello me aplican cruel tormentopor su dicha lo doy por bien empleado.
Más mienten los que dicen que con sañaa mi madre maté, ¡miente la plebe!yo la maté sin el dolor más levela maté con amor, y así no daña.La maté con ternura, suavemente... se extinguió su existencia tormentosacual leve palpitar de mariposay abandonó la vida... dulcemente.
Dulcemente murió, ¡cuánto la quise!difícil es medir lo que es cariñomaté a quien me arrulló cuando era niñosin embargo es amor; porque lo hice.
Cuántos de los hipócritas humanosa quien yo supliqué pidiendo ayudahoy me escarnecen con terrible duda¡y todavía pretenden ser cristianos!
Cómo sufrió mi madre ¡pobrecita!con atroces dolores en el pechoimplorándole a Dios desde su lecho¡sufriendo aquella enfermedad maldita!
¡Jamás he de olvidar aquella noche!en que gritando de dolor me dijo¡Mátame por piedad, mátame hijo!y no esperes de mi alma ni un reproche.
Yo bendigo tu mano hijo de mi alma,¡Mátame ya!... y dame sepulturayo bien sé que mi mal no tiene cura,¡Mátame por piedad!... dame la calma.
Y ese grito salvaje y lastimero,que anhelaba la muerte suplicantetaladraba mi alma a cada instante¡Mátame hijo! ¿Dios mío por qué no muero?Y se ofuscó la luz de mi conciencia,y dejé de ser hijo... ¡fui verdugo!y le arranqué del sufrimiento el yugoyo le quité señores ¡la existencia!
Lo demás ya lo saben; qué tortura¡ya no soporto del dolor el peso!y aquí me encuentro ante vosotros presoy es mi única pasión la sepultura.
Mas no es la ley quien deberá juzgarme,aunque sí soy culpable de eutanasiano se van a reír de mi desgracia¡No lo harán! porque yo ¡voy a matarme!
Una daga sacó de la cinturaque en el pecho clavóse con violenciaal cielo suplicó ¡Señor... clemencia!y se borró en su rostro la amargura.
Y así termina la existencia agitade un hombre que de amor es ¡MATRICIDA!y deja en los anales de la vida¡UNA HISTORIA DE AMOR CON SANGRE ESCRITA!
1959

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